Al buscar venta ambulante en google, la primera noticia que
capta nuestra atención es una entrevista en la
que el presidente de la Asociación Empresarial de Hostelería de Sevilla,
Pedro Sánchez-Cuerda, habla sobre el impacto negativo de la venta ambulante en
las ventas de semana santa de los comercios legales, calificando de
insuficiente las labores de vigilancia del ayuntamiento de Sevilla.
Esta noticia, junto al resto de resultados de la búsqueda,
ponen de manifiesto que existe una fuerte vinculación de venta ambulante con
venta ilegal. Es innegable que la imagen de la venta ambulante está fuertemente
vinculada al estereotipo de la venta ilegal de productos, incurriendo
habitualmente en delitos fiscales y evadiendo por todos los medios el cumplimiento
de la legislación vigente.
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"Jesus of Health, brotherhood of Gypsies, Sevilla". Licensed under CC BY-SA 3.0 via Wikimedia Commons. |
Pero la venta ambulante no es sinónimo de venta ilegal.
La venta ambulante es un tipo de actividad comercial casi
tan antigua como la propia humanidad, en la que los primeros comerciantes
compraban los artículos típicos de cada zona y los vendían en otra, repitiendo
este ciclo en cada asentamiento que visitaban. La naturaleza irregular de sus
rutas y desplazamientos no permitía establecer unos ciclos definidos de venta y
su llegada a una urbe quedaba en manos del azar.
Mucho ha llovido desde esas caravanas de comerciantes
cruzando los caminos, pero incluso hoy
la venta ambulante perdura como un clásico anacrónico en el mundo
comercial. Mantiene como característica principal la falta de un
establecimiento fijo del sujeto que realiza la actividad comercial, siendo las
transacciones realizadas en lugares públicos, normalmente en la calle.
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«City street vendors» por Jorge Royan - Trabajo propio. Disponible bajo la licencia CC BY-SA 3.0 vía Wikimedia Commons. |
Su sencillez innata permite una increíble heterogeneidad de
productos, aunque siempre limitados por el transporte requerido, lo que también
limita sus ventas. Los gastos son mínimos y gran parte de estos son las
licencias municipales, que suponen una genuina restricción a la labor comercial
de los vendedores ambulantes, ya que aparte de su precio, suponen un problema
desde un punto de vista burocrático puesto que ha de ser renovadas anualmente.
Es muy común que se formen mercadillos que agrupen a multitud de vendedores, ya que suelen tener disponibles accesos a recursos adicionales que permiten un mejor desempeño de la actividad comercial, amén de conseguir atraer a la los consumidores mediante el factor ocio, esto es: convertir la visita al mercadillo en una actividad de ocio que disfrutar incluso sin ir predispuesto a comprar.
Es muy común que se formen mercadillos que agrupen a multitud de vendedores, ya que suelen tener disponibles accesos a recursos adicionales que permiten un mejor desempeño de la actividad comercial, amén de conseguir atraer a la los consumidores mediante el factor ocio, esto es: convertir la visita al mercadillo en una actividad de ocio que disfrutar incluso sin ir predispuesto a comprar.
El mayor inconveniente para los clientes de la venta
ambulante es la desprotección que asumen al comprar un producto cuyo vendedor
probablemente no responderá de los mismos ya que no estará disponible para la
reclamación del cliente.
En resumen, la venta ambulante es un clásico inmortal de la
actividad comercial cuyo legado perdura pese a haber sido superado ampliamente en
rendimiento por multitud de métodos de venta.
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